jueves, 24 de marzo de 2011

4. LUIS RENEDO: SEMINARISTA Y VOLUNTARIO DE LA JMJ

En la página de Facebook de los Voluntarios para la JMJ de la diócesis de Burgos se publicó recientemente el testimonio de Luis: un seminarista natural de Melgar y que ejerce su pastoral de los domingos en nuestra Parroquia. Este es su testimonio:

Luis Renedo es un joven de diecinueve años. Desde pequeño, cuando ayudaba como monaguillo en la parroquia de su pueblo, Melgar de Fernamental, «siempre tuvo la inquietud de ser sacerdote».
Este seminarista, que siempre camina con una sonrisa en la boca, se prepara con optimismo a la próxima Jornada Mundial de la Juventud, a la que no dudará en acudir junto con otros tantos jóvenes de la diócesis. Cree que le servirá de ayuda en su camino de discernimiento vocacional, ya que, según dice, será «un buen momento para revisar mi vida, para ver si está arraigada y edificada en Cristo», tal como reza el lema del encuentro; «una cosa que a veces se da por descontado y no sé si lo vivimos realmente». Luis mira con ilusión la próxima JMJ, esperanzado que sean muchos los jóvenes que, como él, sientan la llamada al sacerdocio: «esperemos que, por lo menos, se animen los jóvenes a conocer esa vocación a la que uno puede ser llamado, y si luego realmente Dios les llama… que no lo duden, que se hagan curas y que sea lo que Dios quiera».
Ser seminarista y voluntario de la JMJ no son dos cosas que entren en conflicto. Es más, según afirma, son muy parecidas: «la relación entre un sacerdote y un voluntario es muy fácil: los dos entregan su tiempo sin pedir nada a cambio, sin esperar recompensa. Y lo más importante, los dos se alegran al ver cómo hacen felices a los demás».
Es por eso por lo que Luis «no dudó en aceptar» el ser voluntario. Desde el Seminario y la delegación de Juventud «nos han animado a ello». Así es como, a principio de curso, se lanzó en la aventura de ayudar en «las cosas que me piden». Y, «aunque al principio piensas que tu trabajo sirve para poco, luego te vas dando cuenta que estás colaborando prácticamente sin enterarte».
Su experiencia como voluntario no está pasando desapercibida a su vocación. Fue de gran ayuda para él la «inolvidable visita de la Cruz a la diócesis y a nuestro Seminario». Parece como si ayudar en la organización de la JMJ fuera para él una especie de práctica para su futura labor como sacerdote ya que, de este modo, uno aprende a «dar de sí mismo lo que pueda y a sentirte contento de la labor que realiza». Si bien es cierto que el ser sacerdote añade todavía un plus al donarse a los demás, ya que éste «hace presente a Dios en el mundo de un modo especial, que un voluntario no puede hacer, a través de la Eucaristía y el perdón de los pecados».
Y precisamente por ello, porque el sacerdote hace presente a Dios entre los hombres, Luis anima a todos los jóvenes a pensar en la posibilidad de ser sacerdote: «aunque nos cueste a todos, hoy se necesitan jóvenes comprometidos que anuncien con su modo de vivir, que arriesguen su vida por Aquel en quien creen… Porque la gente está esperando que vayamos a acompañarla y a darle una palabra de consuelo».

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