domingo, 6 de febrero de 2011

3. "EN NUESTRA CASA SERÁN RECIBIDOS EN EL NOMBRE DEL SEÑOR"

En la página Voluntarios Burgos 2011 de Facebook ha aparecido la siguiente crónica testimonio de una familia de nuestra Parroquia que manifiesta cómo están viviendo y quieren vivir el haberse comprometido a ser familia de acogida de la JMJ 2011. Merece la pena leerlo.

Todos los miembros de la familia Rubio Rodrigo están, como ellos mismos afirman, «ansiosos de que lleguen los días en la diócesis». El nerviosismo tiene su causa en que serán una de esas familias burgalesas que acoja a un grupo de peregrinos que vayan de camino a la JMJ de Madrid en su casa de Burgos. A pesar del trastorno que siempre supone recibir a un huésped aseguran que «se adaptarán a las incomodidades, si es que las hay».
Con este optimismo, esta familia compuesta por cuatro miembros y un simpático felino, sabe ya que acogerá en su casa a un grupo de peregrinos franceses, aunque su procedencia no les importa, pues afirman que, vengan de donde vengan, «todos serán bien recibidos en el nombre de Dios». De este modo Jesús y Mari Carmen, junto sus hijos Lara e Ismael, comienzan ya a pensar cómo serán esos días acompañando a los jóvenes cristianos del país vecino.
En cuanto vieron el tríptico informativo en su parroquia, Nuestra Señora del Rosario, «no se lo pensaron dos veces». Sabían que la experiencia sería una buena oportunidad para «crecer en familia, pues el conocer personas que viven en otra parte del mundo, pero que comparten nuestra misma fe, es algo maravilloso». Todo en este hogar parece respirar espíritu de generosidad. Quizás les ayude a ello una imagen de la virgen de Guadalupe, al lado de la cual brilla una candela, en medio del salón de su hogar. La felicidad se refleja en sus sonrisas. Afirman que esos días serán el mejor modo que tengan a su alcance para «servir a la Iglesia», un camino óptimo para «unir a toda la familia en una misma tarea» y un «testimonio directo para los hijos».
Recibir a alguien que no se conoce y acogerlo en casa, sobre todo cuando no se habla la misma lengua, no es una empresa fácil. A pesar de ello, la familia Rubio no se preocupa. Aseguran que eso forma parte de la aventura y que todo a lo que se tengan que habituar durante esa semana será, sin duda, «divertido». Además, Lara habla el francés, y si eso no consigue salvar el problema del lenguaje, el pequeño gran hombre de la casa, Ismael, «domina el inglés». Y, si aún así no hay manera de entenderse a través de la voz, «siempre queda el lenguaje universal de los gestos y el cariño», tal como sentencia Jesús, el padre de familia.
Todavía faltan más de cinco meses para recibir a los peregrinos. Sin embargo, los cuatro miembros de la familia ya se están preparando para el gran acontecimiento que vivirán los jóvenes católicos de todo el mundo en nuestro país y en nuestra diócesis. Y el modo de hacerlo es a través de la oración: «cada día ofrecemos el rezo del Ángelus por esta intención, para que el Espíritu Santo llene los corazones de tantos jóvenes perdidos y despistados». Saben que la JMJ es un acontecimiento único en la vida de los jóvenes. Ismael, forofo del Madrid por los cuatro costados, no dudará en acudir. Lara, sin embargo se quedará con las ganas, pues este verano tendrá que trabajar.
Los Rubio Rodrigo están ilusionados en esta faena. Y están tan animados que no dudan de invitar a hacer lo mismo a todas las familias burgalesas. Será en agosto, en verano, mientras las fiestas de los pueblos parece quieran distraer el gran acontecimiento de fe que vivirá la diócesis. Pero «las fechas son las que son; no son malas ni buenas». Es un acontecimiento único que quizás no vuelvan a vivir. Desde la ilusión de saber que realizarán una labor de servicio, animan a todos los burgaleses a abrir sus casas a los peregrinos: «podéis recibirlos también en los pueblos; nosotros estamos encantados en hacerlo. No dudéis de hacer vosotros lo mismo».
QUE NO NOS ENCOJAMOS POR LAS DIFICULTADES SINO QUE ACOJAMOS CON CONFIANZA E ILUSIÓN